lunes, 2 de febrero de 2009

Dieta


Y ahí estábamos de nuevo.
- No. Te ves bien- le dije.
- Estoy gorda- dice ella y se pellizca la cintura. -¿Ves esta grasa? Estoy obesa.
- No lo estás.
- Mira esto- me dijo. Sabía bien hacia donde iba. -Esta foto es de cuando nos conocimos. Mira, por favor, mira bien como estaba y dime ahora si no estoy hecha una bola.
- No, estás bien.
- ¿Entonces cómo te gustaba antes? Recuerda que me decías que era perfecta y que…
- Lo eres. Eres perfecta así, de verdad, lo juro.
- Jamás dirías la verdad. De todos modos desde ahora me pongo a dieta. Quiero bajar ocho o nueve kilos.

- Si bajas eso no te vas a ver.
- Mentiroso.
Al cabo de una semana ella era toda una nutricionista. Fui a comer a su casa y en poco rato sabía cuánto era lo que comía y cuánto de ello iba a parar a mi panza. Estaba ahí el novio de su hermana, comiendo pan solo. Estaba acomplejado por ser flaco y comía mucho pan y no podía engordar. Me abrió el apetito verlo comer tan salvajemente y fui por el pan.
- He bajado tres kilos ya- dijo mi chica.
- Yo no entiendo eso de tus dietas- dijo la madre. -¿Cómo puedes bajar de peso tan rápido?
- Proteínas solas y ensaladas. Jaleas, frutas, salvo la sandía y la uva, y mucha agua. Cero azúcar. Es simple. Por ejemplo el Pancho -yo-. Mírenlo como come -todos miraron cómo comía, yo levanté la vista y tragué todo lo que tenía en la boca sin que se notara-. En vez de comer pan, bien podría esperar un poco y cuando termine con el almuerzo, diez minutos después, notaría que está satisfecho. Pero el prefiere llenarse con pan y por eso no toma café. ¡Ni siquiera le queda espacio para fumar!- dijo y todos rieron. -Igual se ve bien. Te encuentro bien así, amor, pero podrías cuidarte un poco. Comer más sano. Hay que cuidar la salud. No es un tema estético. Es un tema de salud. Estéticamente estás bien.
- Así es- dijo la madre. -Es un tema de salud- y miró al padre.
Luego ofrecieron postre. No quise. Tampoco tomé café. Tampoco fumé. Tampoco hablé más. Y una semana después tenía a mi chica en el sofá, mirando televisión, comiendo pizza y bebiendo cerveza. Por la noche tomamos café. Lo endulzamos con sacarinas.

La Cena


Bien pude no haberlo dicho. Pero el padre de mi chica se me había atravesado como un punzón en las vértebras. Era la novena o décima vez en menos de media hora que la gritoneaba como si le hablase a un militar. La culpa fue de ella. No quiso dejar el salero en la mesa y se lo puso en la mano, y él, un hombre supersticioso, lo recibió sin antes pensar en la mala suerte que ello conllevaba. Ése fue el primer grito. Tragamos la carne, bebimos del vino, todo en silencio. Llamaron por teléfono y le avisaron al padre que el negocio que tenía se había caído sorpresivamente. Ahí vinieron los otros gritos. Ahí vino otro silencio, más largo, más amargo, más profundo. Entonces le dije yo que si quería la sal poco le costaba a él estirar el brazo y cogerla por sí mismo. Todos se quedaron mudos. Mi chica me dio un puntapié por debajo de la mesa. No. No voy a pedir disculpas, por si eso es lo que quieren que haga, dije y el hombre se levantó de su silla y yo también lo hice. Me miró fijo. Sentí un hielo recorrer mi estómago y subir hasta mi boca. Se acercó. Era más alto que yo. Nadie decía nada. Él seguía mirándome, fijo, glacial, fuerte. El hielo ahora recorría mis muslos, mis rodillas, mis pies. La radio tocaba un bolero. El padre respiraba hondo y echaba un aire tibio que me caía en los ojos. Trataba de que no me temblaran las piernas. Trataba de respirar, de tragar aire, de hacer que alguien dijera basta. Imaginé a mi chica, con su boca abierta, inmóvil. Imaginé a la madre, rezando, tratando de sacar palabras de su boca. Cinco, cuatro, tres, dos, uno; se oyeron las bocinas de los autos, el himno nacional, los descorches de champaña. Empuñé mi mano. Era un nuevo año.

martes, 27 de enero de 2009

El Agua

El señor Núñez estaba solo. Después de comer se acostó a dormir. Una gota caía al lavaplatos de aluminio; un sonido constante y débil que en esas circunstancias parecía ser una tormenta. Se levantó y cogió la llave francesa del cajón de las herramientas. Seguro era la goma. Las gomas de las llaves duran dos años. Sí, es la goma, pensó el señor Núñez, y tomó una de las tuercas de la llave del lavaplatos con la llave francesa y giró y giró y giró, y estalló la llave y un chorro de agua comenzó a mojarlo todo. Intentó cubrirlo con las manos, con su camisa, con un paño. Y el agua subía por la pequeña cocina.
Sonó el teléfono y llamaron a la puerta. Ahora, justo ahora. No podían llamar más tarde o venir otro día, gritó, y con las aguas por sobre las pantorrillas intentó nuevamente arreglar la llave, y giró y giró la tuerca y salió más y más agua.
Y el señor Núñez no arregló la llave y al salir de la cocina pudo ver que todo el living comedor era un humedal y que la pintura fresca de los cuadros que acababa corría por el agua y los botes ahí recién pintados volvieron a ser manchas, la pequeña alfombra limpia pies ahora estaba a la altura de los interruptores de la luz y los elefantes de losa flotaban alineados. Entonces, este señor decidió volver a la cocina y giró y giró y giró la tuerca hasta que las venas de sus antebrazos, de su cuello y de su frente, estaban hechas unas gruesas y oscuras hematomas.
Desde la cocina se podía oír al teléfono chirriando una y otra vez, bajo el agua, como una trompeta de jazz, de esas que tocaba Louis Armstrong.
Con el agua hasta el pecho supo que la llave ya no se arreglaría y que lo único que podía hacer era salir de ahí. Y al abrir la puerta de calle vio que estaba todo cubierto por el agua, y que su llave no estaba mala, sino que probablemente había estallado una matriz completa de agua potable o el río de más allá se había desbordado.
Y ahí iba el barrio, avanzando por la corriente, y él, solo y con su pera temblorosa, se dejó llevar hasta donde el agua quisiera o hasta donde pudiera avanzar sin necesidad de nadar.

El Quiosquero


Ramón salió de casa. Echó un vistazo a la mañana. La humedad, la tierra y las ramas del olmo vinieron a sus narices. Caminó tres cuadras y llegó al quiosco. Ahí estaban los perros, la escarcha, los sauces. Quitó el candado de la puerta y sacó del interior su carretilla y la hizo a un lado. Luego bajó las planchas de madera que cubrían los vidrios y llenó los vidrios con revistas y libros. Salió y se sentó. Esperaba que llegaran los periódicos. Ramón quiso haber sabido fumar en ese momento. Quiso dormir. Quiso beber chocolate caliente.
Después de recibir los periódicos arrancó una a una las revistas y los libros de los vidrios del quiosco y ocupó su lugar con periódicos.
Al rato llegó un hombre. Saludó, ordenó un ejemplar de El Sur y un paquete de cigarrillos rubios. Ramón le habló del día. Viene lluvia, dijo el hombre y encendió un cigarrillo y se marchó.
Luego apareció el muchacho ése que sabía mucho de muchas cosas y pidió un ejemplar de El sur. Habló de fútbol. Ese muchacho sí que sabía cosas. Sabía de fútbol, de política, del mundo y de los egipcios. Siempre hablaba de los egipcios y encargaba un suplemento de egiptología que salía los días sábados. El muchacho se despidió. Ramón esperó un rato. Se quedó pensando en el fútbol y cogió un puñado de caramelos de anís.
Vino la lluvia. Vino de pronto, toda, gruesa. Vino la lluvia y Ramón tomó dos trozos de un nylon y los dejó sobre la carretilla. Entre ellos metió los periódicos que debía llevar a las casas. Se puso un montgomery engomado y unas botas de primera y recogió la carretilla por los brazos.
Por la tarde llegó a cobrar a la casa de los Núñez. Don Jorge lo hizo entrar. Le ofreció un trago. Un café. Ramón preguntó por chocolate caliente. Tomó un buen chocolate caliente.
Don Jorge habló mucho y luego se detuvo y miró a Ramón. Cogió su periódico corroído por el agua. Ramón le dijo que llovía. Don Jorge dijo que ya lo sabía y que hace treinta años que el periódico llegaba desecho los días de lluvia. Ramón se disculpó. A don Jorge le dio lástima y cambió el tema. Habló de la noticia central del día, esa que apenas pudo leer hasta la mitad. Le pidió que le contara el resto. Ramón no la había leído. Le preguntó a don Jorge si la noticia del fútbol se había salvado del agua y repitió lo que el muchacho ése que sabía de muchas cosas le dijo.
Don Jorge lo acompañó a la puerta. Cada vez que trajera el periódico estropeado debía comentarle todas las noticias que no se pudieran ver. Eso exigió don Jorge. Ramón supo entonces que tendría hasta la próxima lluvia para aprender a leer.

Discos

  • favourite worst nightmare (2007) Favourite Worst Nightmare ("La peor pesadilla favorita") es el segundo álbum de estudio de Arctic Monkeys. Fue lanzado por primera vez en Japón el 18 de abril del 2007 y grabado en Miloco Studios con productores como James Ford y Mike Crossey. En su primera semana, el álbum vendió más de 200.000 copias, emulando lo sucedido con “Whatever People Say I am, That’s What I’m Not”. “Brianstorm”, lanzado el 16 de abril del 2007, es el primer sencillo del álbum
  • El segundo álbum de The Killers, Sam's Town, fue lanzado el 2 de octubre de 2006, en el Reino Unido, y el 3 de octubre en EE.UU., con la compañia Island Def Jam Music Group . El primer sencillo de Sam's Town, When You Were Young, debutó en las estaciones de radio el 26 de julio, 2006, y es considerada su mejor canción. El sencillo entró entonces a la tabla de descargas en el #5, y la siguiente semana, en su lanzamiento oficial al #2 en la tabla de sencillos del Reino Unido. Su segundo sencillo, Bones, el siguiente video de la banda, fue dirigido por Tim Burton. Para promocionar Sam's Town, la banda regresó como invitado principal para la premiere de la temporada #32 de Saturday Night Live el 30 de septiembre, de 2006, donde tocaron When You Were Young y Bones. El álbum vendió 700,000 copias en todo el mundo en su primera semana, debutando en el #2 en Billboard. Hasta el momento, The Killers han producido 4 sencillos del álbum: When You Were Young lanzado en septiembre, Bones en noviembre, Read My Mind en febrero, y For Reasons Unknown en junio.
  • Bailar y Llorar es el título del segundo álbum editado por la banda chilena Teleradio Donoso. Se compone de 10 canciones y fue producido por su vocalista Alex Anwandter.

Películas

  • The Wrestler es una película dirigida por Darren Aronofsky y con un reparto que cuenta con Mickey Rourke, Ernest Miller, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood. La producción empezó en enero de 2008. La película se estrenó en 2008 en el Festival de Venecia ganando el León de Oro. Una de las mejores películas que he visto.
  • Burn After Reading, conocida en castellano como Quémese después de leerse y Quemar después de leer es una película estadounidense del año 2008, dirigida por Joel y Ethan Coen, protagonizada por Brad Pitt, George Clooney, Tilda Swinton, John Malkovich y Frances McDormand. Tuvo su estreno mundial la noche de la inauguración del Festival Internacional de Cine de Venecia de 2008.
  • Slumdog Millionaire «perro de favela millonario en inglés» (2008) es un filme dramático dirigido por Danny Boyle y escrito por Simon Beaufoy en. Está basado en el libro Q & A escrito por el autor y diplomado indio Vikas Swarup.

Libros

  • El Fumador y otros relatos, Marcelo Lillo, Mondadori, 2008, 132 págs. La revelación de la narrativa chilena.
  • Cuentos, Ernest Hemingway, Lumen, 597 págs. Ernest Miller Hemingway (Oak Park, 21 de julio de 1899 - Ketchum, 2 de julio de 1961) fue un escritor y periodista estadounidense. Uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1954 por su obra completa. La editorial Lumen recuperó en este volumen la recopilación de cuentos realizada por el mismo autor en 1938 llamada los cuarenta y nueve primeros cuentos.

... Por el canal de Chacao

Kandinsky

Kandinsky